¡Lamentable! Sólo así se puede calificar la actitud del Alcald de Viveiro en todo lo concerniente a la expulsión del portavoz del PP durante
el pleno de la corporación del pasado lunes.
A través de una emisora de radio pudimos escuchar la discusión que derivó en este hecho sin precedentes en la historia democrática del Municipio. Sin duda que ese sonido vale más que mil interpretaciones o descripciones que nosotros o cualquier otros pudieran realizar de lo acontecido. En ese sonido quedaron retratados sin paliativos dos de los actores (Melchor Roel y Rafael Amor) que desde hace tiempo vienen emponzoñando con sus modos y maneras la convivencia social y política en esta ciudad.
Se debatía una moción del BNG sobre la violencia de género, en la que los nacionalistas instaban al gobierno municipal a crear un fondo de emergencia para mujeres maltratadas que contara con un epígrafe y partida presupuestaria específica. Un tema este muy delicado políticamente, que sin duda deja escaso margen para el debate… salvo que seas muy osado o estés tan “endiosado”, que te atrevas con todo. Melchor Roel lleva tiempo demostrando que se ha propuesto no dar opción alguna a la oposición. Este asunto no iba a ser menos y entró a por todas; soltó de avanzadilla a su concejal de Cultura, Muller, Mocidade e Xuventude (eso de mocidade e xuventude suena un poco empalagoso-redundante) María Concepción Toral, más conocida por Cachi. Ésta empezó su diatriba metiéndose con Mitas, al que reprochó que presentase una moción sobre esta temática, cuando no había acudido el día anterior al acto contra la violencia de género, que según ella, había organizado el concello. Ante semejante puyazo poco elegante, Mitas le respondió que “se estaba organizado polo concello o lóxico era que se enviara unha convocatoria aos concelleiros” (como marcan las más elementales normas del protocolo institucional que los social-comunistas parecen desconocer) ya que “eu non leo a prensa” y, obviamente, no tiene porqué enterarse de actos organizados por el concello a través de los medios de comunicación.
El asunto empezaba a caldearse mientras se sucedían las intervenciones de los portavoces. El PP se mostró dispuesto a apoyar la moción y propuso una enmienda para crear un centro de acogida para mujeres maltratadas. A Orlando le pareció muy bien la moción del BNG y la enmienda del PP, lo que hacía presuponer su apoyo, aunque ya no es la primera vez que le parecen bien las propuestas del BNG y del PP para luego votar lo mismo que el PSOE. A continuación tomó la palabra el Alcalde, y en un tono de suficiencia, tratando de sentar cátedra entre los presentes, consideró innecesaria la moción porque el ayuntamiento ya contaba con una partida genérica para emergencias sociales.
El asunto estaba enquistado en las posiciones de partida de unos y otros, lo que auguraba una derrota del grupo de gobierno, cuando solicitó la palabra Rafael Amor. Éste comenzó su alocución echando mano de sus recurrentes expresiones coloquiales, bastante impropias en un foro de representación ciudadana: “Estamos nun diálogo de besugos”. La expresión no fue bien entendida en la bancada popular, motivo por el cual una concejala susurró entre extrañada y estupefacta: “¿dijo `diálogo de besugos´?”. En ese instante el Alcalde, que anda a todo, pidió a la oposición con aire altivo que no hicieran “eco” de las palabras de Amor. El concejal de Hacienda envalentonado, se dirigió a los populares elevando la voz en un tono algo castizo y recreándose en su habitual chulería: “¡VOLVOO A REPETIR, POR SI AHÍ ENFRENTE NON SE OÍU BEN! ¡CREO QUE ESTAMOS NUN DIÁLOGO DE BESUGOS!”. Semejante provocación y desprecio hacia los concejales del PP obligó a su portavoz, Guillermo Leal, a reclamar al Alcalde un respeto hacia ellos: “Se non intervén o Sr. Alcalde, terei que intervir eu”. Roel le interrumpió con su genuino estilo imperativo de “perdonavidas”: “perdón, tú no intervienes si yo no te dejo”; a lo que Leal añadió: “si no me parece oportuno, hay que dar la palabra a todos por igual”. Roel se creció aún más: “Tú hablas cuando yo te mande o te vas”. Leal se defendió: “Yo no me voy, échame si quieres”. Roel, completamente fuera de sí, zanjó el asunto: “¡Pues está usted expulsado! ¡Se suspende el pleno y que venga la policía local!”.
El personal allí congregado, que había llenado el salón de plenos para asistir a la toma de posesión del nuevo edil que sustituye a Docampo, no daba crédito… pero aún quedó mas atónito cuando oyó al propio Alcalde, ya cerca de la puerta, a voz en grito entre la muchedumbre: “¡se suspende el pleno 15 minutos!”. Toda una demostración de dominio y control absolutos de la situación.
Tras los quince minutos anunciados, se reanudó la sesión con Guillermo Leal en su asiento y un Policía Municipal con su arma reglamentaria en pose militar a la puerta del Salón Plenario (suponemos que para infundir temor al expulsado y disuadir de futuras tentativas a los presentes). El Alcalde tomó la palabra para iniciar el proceso de intoxicación que suele poner en marcha en estos casos, con el objetivo de distorsionar la realidad de los hechos y justificar su desafortunadísima actuación: “El Sr. Leal cuestionó la autoridad de quien preside esta corporación. Como no abandonó la sala, hay dos opciones: decir a la policía local que lo retire de la sala o suspender el pleno hasta el próximo miércoles para que recapacite si tiene la capacidad legal para cuestionar la autoridad del presidente que es quien otorga la palabra”. Parece que quien de verdad tenía que recapacitar era el propio alcalde, porque ante los medios de comunicación al día siguiente, el motivo de la suspensión del pleno ya era otro: “para evitar la intervención de la policía y que el agresor no quedara como víctima”. Esto deja bien claro su cobardía, al no ser capaz de llevar hasta las últimas consecuencias su decisión de expulsar al concejal para que pudiera continuar el debate plenario. Reconocía también así, de manera implícita, que ni si quiera él se toma en serio a sí mismo, cuando se acalora en una discusión y se deja llevar por sus instintos más primarios.
Concluida la secuencia de los hechos y vislumbrando la repercusión que iban a tener en la opinión pública, Melchor Roel convocó con la máxima urgencia a la prensa para dar una versión de lo acontecido espectacularmente manipulada, interesada e incluso tendenciosa, y eso a pesar de que todos pudimos escuchar la trifulca de manera nítida y muy ilustrativa en una emisora de radio. Contó para ello con la ayuda inestimable de La Voz de A Mariña que el miércoles publicaba una crónica del pleno que comenzaba diciendo:”La reiterada desobediencia del portavoz popular Guillermo Leal a las órdenes del alcalde…” (¿Qué entiende el redactor por “reiterada desobediencia” cuando ni si quiera Roel fue capaz de cumplir el reglamento que estipula que sólo despúes de tres llamadas al orden se puede expulsar a un edil de la sala y a Leal sólo le advirtió una?), y proseguía con una interpretación del affaire muy particular, que poco se correspondía con lo que se estaba oyendo en la radio.
En su intervención ante la prensa, Roel buscaba excusas para culpar de lo acontecido al PP. Estas son algunas de sus estrafalarias perlas extraídas de “La Voz de Galicia” y de “A Mariña el Progreso” (28-XI-07):
Insultos a Guillermo Leal: “actitud chulesca y prepotente” dijo. Quien conoce a Leal no se atrevería a calificar así su actitud, y sin embargo no son pocos los que, incluso dentro del propio PSOE de Viveiro, ven a Roel demasiado chulo y prepotente.
Insultos al PP: “Actúa como pandilla más que como grupo político”. ¿Qué añadir a tanta elegancia y respeto hacia los adversarios políticos? Según parece, mientras que la “pandilla” permanece unida, del ejemplar grupo que forma el PSOE ya empiezan a desgajarse algunos de sus miembros.
Invención de hechos: Aseguró que hace “oídos sordos a comentarios insultantes sobre algunos portavoces, que salen de las filas del PP”. ¿Alguien se cree de verdad, viendo cómo actúa Roel en los plenos, que si algún concejal del PP insultara a otros concejales, iba a hacer oídos sordos? A veces sus mentiras sólo pueden calificarse de patéticas. El único que actúa con insultante desprecio hacia los concejales de enfrente es Rafael Amor, y Roel le alienta y le consiente, y de eso sí que hay pruebas para aburrir.
Exageraciones desmesuradas del calibre: “Leal incurrió en desacato a la autoridad”, otra demostración más de que Roel toca de oído y no sabe muy bien de lo que habla cuando de términos legales se trata.
Indigna utilización de funcionarios municipales a los que mezcla en las cuitas políticas sin el más mínimo decoro ni rubor. Según él, la Secretaria Municipal comentó que en “1os 16 años que lleva en el concello nunca vio una actitud de desacato a las normas que rigen los plenos”. Mucho dudamos que la Srª secretaria, extremadamente prudente y reservada, hiciera ese comentario delante de él en el sentido que él intenta utilizarlo.
Dio rienda suelta, una vez más, a sus fobias personales. Achacó el incidente al nerviosismo de Leal por la presencia en el pleno del que califica de “jefe real”, en clara alusión a César Aja. No hay duda de que a quien de verdad pone muy nervioso es a él; Roel está enfermizamente obsesionado con su antecesor y por eso le atribuye todo tipo de retorcidas y maquiavélicas estratagemas de desestabilización municipal. De su paranoica argumentación se deduce que Aja acude a los plenos con la intención de poner nervioso a Leal para que este monte trifulcas que obliguen a Roel a echarle del pleno... Este tipo de soflamas que difunde con preocupante convencimiento, debería de hacérselas mirar porque hace un ridículo espantoso.
Dijo que iba a “aplicar de forma más restrictiva el reglamento porque el PP confunde tolerancia con cobardía o debilidad”. Esta sí que es buena. En primer lugar el reglamento lo aplicará de forma más “ESTRICTA” cuando se lo estudie un poquito, porque “de forma más restrictiva” es imposible, ya que hasta el momento sólo ha dado muestras clarísimas de no habérselo leído tan si quiera; cada cosa que dice o hace es corregida por los servicios jurídicos del concello… ha llegado incluso a inventarse contenidos del reglamento (como eso de que sólo pueden hablar en el pleno los que figuran como portavoces) y es incapaz de señalar qué artículo invoca cuando quiere aplicar alguno. Por otra parte, aquí el único que confunde términos es él, sin ir más lejos estricto y restrictivo, pero preocupa más que confunda autoridad con autoritarismo.
Mucho más comedidos y rigurosos, los portavoces del PP daban su versión de lo acontecido en “La Voz de Galicia” y “A Mariña El Progreso” (29-XI-07). Centraron acertadamente su réplica a tanta salida de tono, pidiendo al Alcalde que se estudie el reglamento, en concreto el artículo 95.2 del ROF (Reglamento de Organización y Funcionamiento de las Entidades Locales) que dice que la expulsión de un edil se efectuará “tras tres llamadas al orden, con la advertencia en la segunda de las consecuencias de una tercera”; entonces “el presidente podrá ordenar que abandone el local donde se esté celebrando la reunión, adoptando las medidas que considere oportunas para hacerla efectiva”. Vamos, exactamente lo que hizo Roel, ¿no?
Lo acontecido en el pasado pleno, se veía venir desde hace tiempo. Melchor Roel ha tensionado la convivencia social y política hasta extremos inusitados. Ya no es sólo que sea incapaz de estimular acuerdos y consensos con la oposición, es que promueve, como no se había visto nunca antes, la bronca y el desencuentro con una permanente actitud de provocación, que raya con el “macarrismo” político. Melchor Roel no gobierna el Concello, pretende mandar en el concello que es algo muy diferente. Melchor Roel no dirige los plenos, pretende dar órdenes e imponer sus criterios haciendo un descarado abuso de poder. Es recomendable, pero que muy recomendable que los viveirenses nos acerquemos a comprobar in situ sus autoritarias y despóticas maneras.
En definitiva, todo lo aquí expuesto, unido a su discurso trasnochado, sus planteamientos radicales, su querencia al pensamiento único, su indisimulada pretensión de control sobre los medios de difusión, su pertinaz invocación al comunismo fracasado sinónimo de cutrez y atraso… nos llevan a plantear con preocupante desazón, si no estaremos de verdad bajo la dictadura del proletariado.