Los comunistas se hacen fuertes en el PSOE de Viveiro

Sin haber alcanzado todavía los primeros seis meses de legislatura, el partido socialista gobernante en Viveiro comienza a dar síntomas de cierta inestabilidad interna, tras la dimisión de uno de sus concejales más veteranos. El pasado 2 de noviembre se conocía públicamente la renuncia irrevocable de José Luis Docampo, un militante socialista de toda la vida que fue concejal en la oposición cuando encabezaba la candidatura González Placer y que, desde la llegada de Melchor Roel a la alcaldía, formaba parte destacada del equipo de gobierno.

Por el momento no han transcendido los motivos reales que llevaron a Docampo a tomar una decisión tan inesperada, aunque estamos seguros de que no tardarán en saberse, a pesar de la discreción inicial del implicado, que no ha querido hacer ningún tipo de manifestación pública al respecto. Sus escuetos “motivos personales” aducidos, se nos antojan demasiado genéricos y retóricos para justificar su dimisión, por lo que conociendo los ambientes en los que suele moverse, seguro que más pronto que tarde, comenzarán a salir a la luz los desencuentros que han provocado esta decisión.

Algunos de los avezados seguidores de Viveiro debate, ya habían adelantado en sus comentarios un evidente distanciamiento entre el alcalde y Docampo, que se ha visto confirmado. Nos es difícil aventurar posibles causas, conociendo la trayectoria de quien ocupa la alcaldía, lo mal que parece haber encajado el golpe dimisionario y vistas su reacción y sus declaraciones en los medios de comunicación. Intentar eludir las necesarias explicaciones que tiene la obligación política de dar a la ciudadanía, con el peregrino argumento de que “si alguien firma una renuncia con carácter irrevocable no vamos a intentar discutir ni convencerle”, no deja de ser una de tantas maniobras de ocultación a las que este alcalde nos tiene tan acostumbrados. No hay duda de que algo grave tuvo que pasar entre ambos, ya que el alcalde ni tan si quiera le dedicó unas palabras de reconocimiento y agradecimiento por los servicios prestados. En todo caso, un dirigente que se jacta machaconamente de ser transparente, debería de tener valentía para explicar cómo es posible que menos de seis meses después de unas elecciones municipales, su segundo teniente de alcalde le da un portazo y se va.

Todo apunta a la típica trifulca estalinista, propia de la izquierda radical, para controlar el partido y que nadie cuestione las decisiones del gobierno municipal. Cabe recordar que cuando Roel llegó al Partido Socialista de Viveiro, auspiciado por la dirección provincial de esta formación, se le dio libertad para confeccionar la lista con la única condición de que Docampo figurara como número dos. Logrado en aquel entonces el acceso a la alcaldía, Melchor Roel ha ido maniobrando sibilinamente para hacerse con el control total del partido y poder actuar a su antojo. De esta manera ha posicionado junto a él a sus más afines camaradas comunistas, desplazando a socialistas históricos a quienes ya sólo les queda la opción de presumir por la calle de los buenos resultados que logra la formación sin su participación en la toma de decisiones. Con la victoria electoral del pasado 27 de mayo, Melchor Roel ha hecho valer ante la dirección socialista los votos logrados y con ellos se han desvanecido viejos compromisos, lo que ha provocado la caída en desgracia de Docampo.

La dimisión era por lo tanto la única salida digna que le quedaba, una vez que Melchor había dejado de contar con él para los asuntos propios de las delegaciones que tenía encomendadas (Obras y Medioambiente) en beneficio de un hombre de su entera confianza: Jesús Cal. Éste hizo méritos para ir de concejal firmando artículos (que mucho dudamos que hubiera escrito) en el Heraldo de Vivero. En ellos atacaba a César Aja de manera despiadada, y según el Auto de Archivo del Tribunal Supremo, parece que también, de manera injusta y poco rigurosa; esta semana además celebraba su nuevo nombramiento como Segundo Teniente de Alcalde insultando y provocando a la oposición (A Mariña El Progreso 7-XI-07) sin que, por lo que sabemos, ésta hubiera criticado todavía ningún aspecto de su gestión; se suma así con entusiasmo y sin disimulo al discurso zafio y faltón que con tanto orgullo exhibe habitualmente su jefe en el gobierno municipal. Decía en ese diario que “no quiere hacer carrera política”, y no le falta razón… así lo único que hace es carrera como “un broncas” de tasca.

Apartado Docampo, ya no hay en el gobierno municipal socialistas de militancia con peso específico propio. Por el contrario las riendas las lleva ahora un tridente comunista (Melchor, Rafa y Jesús) que se están sirviendo de unas siglas, que nunca fueron las suyas, para poner en práctica su trasnochado y objetivamente fracasado ideario político. Los tres forman un núcleo duro cuya radicalidad ahondará más si cabe la fractura social sin precedentes que estos progres han provocado en Viveiro. Para que nadie dude de que esto va a ser así, los tres siguen basando empecinadamente su acción política en el ataque furibundo contra la oposición, sin retractarse lo más mínimo de aseveraciones y acusaciones que se han demostrado falaces.

La sorpresa causada por la noticia de la dimisión, propició lógicamente, que los medios de comunicación se interesaran por la valoración política del resto de formaciones. La más extravagante, como no podía ser de otra manera, fue la de Orlando Expósito, quien, en plan antropológico, se limitó a manifestar su “respeto pola decisión dese home”, a la espera quizás de que para completar la colonización comunista del socialismo viveirense le ofrecieran a él ocupar el puesto que Docampo dejaba vacante. El BNG estaba ausente para la ocasión, mientras que el PP entraba a degüello intentando no desperdiciar la ocasión para hurgar en la herida interna abierta en sus adversarios. El Portavoz municipal de los populares loaba la figura personal del dimitido y auguraba tiempos difíciles a los socialistas. Tras la ausencia de más explicaciones por parte de Melchor Roel, el PP volvía a la carga sobre el tema emitiendo un comunicado (A mariña El Progreso 8-XI-07) en el que calificaba de “fraude a la ciudadanía” la renuncia del concejal en “circunstancias poco claras”, motivo por el cuál “urgía al Alcalde a clarificar al máximo esta extraña situación”; no racaneaba calificativos y tachaba de “totalitario” el talante de Roel, y se mostraba “preocupado ante el proceso de radicalización que está sufriendo el partido socialista”. Recordaban además que no era esta la primera vez que al poco de haberse celebrado unas elecciones le dimitía un edil de peso (María Pérez Santaballa, edila de urbanismo, lo hizo también en circunstancias no muy bien aclaradas). Para remarcar aún más las malas formas del Alcalde, también se remontaban a la época en la que Melchor Roel pugnaba por el liderazgo con Orlando Expósito en el Partido Comunista de Viveiro, cuando haciendo gala del profundo debate ideológico que siempre acompañó a esta formación, el primero hacía valer sus argumentos cambiando la cerradura de la puerta de la sede. ¡Todo un alarde de la gran altura del envite, sin duda!

El subidón de ego que la victoria electoral ha provocado a Roel, está siendo muy difícil de soportar, no sólo para la oposición, sino que al parecer también, para sus propios compañeros o camaradas de partido. Ya cuando gobernaba en coalición con el BNG, Paco Luis sufrió en más de una ocasión su recurrente tic del “el Alcalde soy yo”. Con esa impositiva expresión suele zanjar las controversias, y deja claro de esta forma que “sus” concejales son meros ejecutores de los planes del “Gran Timonel”. La visión divergente es marginada y vilipendiada. Elige a sus “favoritos” entre los que poco o nada le discuten, lo que provoca decepciones y recelos entre los que no entran en ese grupo. Así las cosas, es muy posible que esta no sea la última dimisión.

En todo caso, la conclusión más evidente que se puede extraer de todo esto, es que con la salida de Docampo, los socialistas pierden el último bastión que les quedaba en la agrupación local, y como consecuencia, los comunistas se hacen fuertes en el Partido Socialista de Viveiro. ¡Lo que nos espera a todos!