Las lecciones del `Ostedijk´

Aunque el Ostedijk todavía está fondeado en nuestra ría a la espera de que le marquen rumbo, la foto finish de la ministra Álvarez indica que el gobierno ha dado por cerrada la crisis del barco holandés. De este rocambolesco episodio marítimo en el que la costa de Lugo ha vuelto a ser elegida como escenario una vez más, se pueden extraer una serie de conclusiones y lecciones reveladoras sobre la forma que tiene la actual administración de gestionar los accidentes del tráfico marítimo.

Tras la crisis del Prestige, tanto el PSOE como el Bloque ridiculizaron hasta la náusea la decisión del PP de alejar el barco y de mandarlo “al quinto pino”. A toro pasado y con la boca pequeña, desde ambos partidos se apuntaba que lo más correcto hubiera sido meter el petrolero en una ría gallega, aunque se cuidaron mucho de señalar una en concreto. La crisis del Ostedijk ha permitido revelar cuál sería esa ría: la ría de Viveiro.

Dicha decisión fue justificada en un principio por los vientos del suroeste, que permitirían alejar los gases emanados de la bodega del buque hacia mar adentro. No obstante, esta decisión no fue unánime. Según informaba El Progreso del pasado día 24, buena parte de los técnicos del gabinete de crisis opinaban que “las bodegas tendrían que abrirse y airearse el primer o el segundo día, a lo sumo, `sin navegar con el barco de un lado para otro y sin dejar pasar los días, ya que lo único que se hizo fue provocar que la fermentación fuese en aumento. Se hubiera solucionado el problema cuatro o cinco días antes´, aseguraron estas fuentes.” Esa discrepancia se saldó con la dimisión de 18 de los 62 componentes del gabinete al no aceptarse su propuesta de llevar el barco a puerto en cuanto se produjo la alarma, pese a ser esta receta, en principio, la que el PSOE recomendó durante el Prestige.

Y es que cuantos más datos de esta crisis salen a la luz menos comprensible resulta la decisión de traer el barco a Viveiro. Según revelaba este domingo el diario El Progreso, la Xunta de Galicia cuenta desde hace tiempo con un protocolo sobre puertos y rías refugio elaborado por la Consellería de Pesca, en el que se califica con un 2 las rías de Corcubión, Betanzos y La Coruña, un 3 la de Ferrol y un 1 la zona de O Barqueiro-Viveiro, es decir la peor calificación.

Tampoco queda muy clara la peligrosidad de la carga. Aunque las autoridades insistían una y otra vez que no era tóxica, no se entiende por qué todos se congratulaban de que el viento no fuera hacia tierra. En este sentido, los representantes de la pesca de bajura ya han advertido de posibles alteraciones del ecosistema si se filtra al mar el agua empleada para sofocar la combustión. Hay que recordar que de las 200 toneladas de agua empleadas en la operación sólo 90 permanecen a bordo, (el resto se ha evaporado según Sasemar).

Sólo la prevalencia de criterios políticos por encima de los técnicos explican la ruta seguida por el “holandés errante” como algunos han dado en llamar al Ostedijk. Al parecer, quienes en su día fueron tan críticos con el Prestige siguen sin tener un plan de emergencias, ni un protocolo de actuación para este tipo de catástrofes.

Finalmente, también es reveladora la actitud de nuestro admirado mandatario, Melchor Roel, que pasó de amenazar al ministerio con una barricada `naval´ si metía el buque en la ría a soportar un humillante desplante de la ministra que, después de plantarle el barco en primera fila para que lo viéramos todos los vivarienses (si no quieres una taza, toma dos), ni tan siquiera informó al regidor de su presencia en nuestra ciudad cuando vino a hacerse la foto. Prueba de que a la gaditana no le gustaron nada las formas exhibidas por su “compañero” (más propias de un cabecilla sindical que de un alcalde) es el dispositivo especial antidisturbios de la Guardia Civil que se puso en marcha en respuesta a las advertencias de movilización social vertidas en la prensa por Roel si el barco se acercaba a menos de seis millas (llegó a estar a una milla o menos). Parece que alguien en el PSOE ni olvida ni perdona el pasado del “ex” de Comisiones. Lo peor es que la actitud irreflexiva y demagoga de Roel hizo que perdiera la ocasión de plantearle a la jefa de Fomento las tan cacareadas infraestructuras que él mismo exigía en la prensa para que Viveiro pudiera albergar este tipo de crisis. Una vez más, la falta de diplomacia, el orgullo asilvestrado y la prepotencia de Roel vuelven a ser un problema para Viveiro.