Los carbones de Melchor

Mal hemos empezado el año los vivarienses a juzgar por las noticias que llueven en la prensa estos días sobre nuestro municipio. Por una parte, el Gobierno descarta trasladar de Lugo a Viveiro la sede provincial del Instituto Social de la Marina y, por otra, FEVE anuncia que eliminará a nuestro municipio de las paradas diurnas y nocturnas de su tren turístico, el Transcantábrico. No debió portarse bien Melchor Roel el pasado año para que los “reyes” nos hayan castigado a los vivarienses con semejantes sacos de carbón.

El traslado del ISM de la capital de la provincia a la costa fue una petición del Parlamento gallego al Gobierno central que contó con el respaldo de todos los grupos políticos de la cámara autonómica. La reclamación parecía lógica. Dado que dicho organismo gestiona la Seguridad Social de los trabajadores del mar, sería más adecuado trasladarlo a la costa lucense para ahorrar a sus beneficiarios los desplazamientos a Lugo. Aprovechando las expectativas creadas, Roel se subió al carro reivindicativo y pidió ante la Conselleira Caride que, de aceptarse la propuesta, la sede final se ubicara en Viveiro. Sin embargo, el Gobierno acaba de anunciar la adquisición de un inmueble en Lugo para albergar las nuevas dependencias de dicho organismo, lo que supone un jarro de agua fría para las expectativas creadas entre las gentes del mar de toda la Mariña.

La contundente negativa del Gobierno central es un episodio más del ostracismo que el partido de Zapatero practica con Galicia ("Plan Galicia de mierda", Maleni dixit) y al que los gallegos, mal que bien, nos vamos acostumbrando ya. Más sorprendete aún resulta la ingenuidad y el “fuera de juego” que los socialistas autóctonos, como Roel, demostraron al formular la petición cuando el organismo estatal tenía ya decidida su permanencia en la propia capital lucense. ¿En qué pensaban cuando lo pidieron? ¿estaban en babia o pretendían tomarnos otra vez el pelo con sus habituales pompas de jabón?

Los vivarienses estábamos habituados ya a cierto nivel de influencia política y capacidad de gestión a la hora de captar servicios y organismos públicos para nuestro municipio (ahí está la Guardia Civil del Mar, la Policía Nacional, los juzgados o la Delegación de Pesca), influencia y capacidad que ahora no encontramos por ningún lado. Habrá que ver qué ocurre con la Dirección Provincial de Puertos, cuya sede también reclamó Roel para Viveiro a la conselleira María José Caride y que, en esta ocasión, tiene “a huevo”. Esperemos que Melchor Roel -que cobra por su dedicación exclusiva al concello- no la pifie esta vez. De lo contrario, habría que dar crédito a eso que dicen las malas lenguas -y que nosotros nos negamos a creer- de que a nuestro alcalde no lo tragan en la Xunta.

Otro de los carbones que le ha caído al ínclito regidor (en realidad a Viveiro entero) se lo ha traído FEVE. La entidad pública del Ministerio de Fomento que gestiona los ferrocarriles del norte de España acaba de suprimir la parada y la pernocta en nuestra ciudad de su tren más glamouroso, el Transcantábrico, que a partir de ahora sólo recalará en Ribadeo. Sorprende que FEVE haya tomado tan drástica decisión pese a ser Viveiro un destino turístico de renombre nacional, pero más chocante resulta si tenemos en cuenta la costosa inversión realizada no hace mucho por el organismo para remodelar la estación vivariense en atención, precisamente, a los viajeros del Transcantábrico.

Es posible que dicho cambio se deba a una modificación temporal de su itinerario en respuesta a las demandas de sus clientes. Pero el hecho de que el tren deje de parar en la ciudad por primera vez en toda su historia suena más a un castigo de FEVE a Viveiro por haber consentido su alcalde la alteración de una infraestructura ferroviaria, sin permiso del Ministerio, con el fin de favorecer el ilegal negocio inmobiliario de un amigo suyo. Sea como fuere, lo cierto es que el turismo vivariense perderá desde este año a ese entrañable y prestigioso visitante que, además de ser un magnífico promotor de nuestra ciudad, aportaba su granito de arena a la economía local. Aún así, lejos de poner el grito en el cielo por dicha pérdida, el asunto no parece importar a nadie en el Ayuntamiento.

Tampoco ha sido una buena noticia la cancelación por Pescanova de su proyecto para las plantas piscícolas de Ribadeo y Morás, proyecto al que iba a destinar una inversión de cien millones de euros. Detrás de esta decisión está el acoso que la Xunta bipartita y la ministra de Medio Ambiente practican contra la multinacional gallega desde que el PSOE se hizo con el poder. Empleos que se esfuman ante la imposición del vaporoso y más que discutible argumento ultraecologista del “impacto visual”. No obstante, estamos casi convencidos de que Melchor Roel, -otrora defensor de los trabajadores-, sacará de nuevo la pancarta contra la Xunta al igual que hizo en otras ocasiones para reclamar que no se pierdan puestos de trabajo para la comarca.

En fin, no sé ustedes pero yo, después de negarnos el ISM, quitarnos el tren y la huída de Pescanova creo que es mejor portarse bien este año si queremos librarnos de una vez de tanto carbón.